El
estudio encontró un vínculo entre un sistema cardiorrespiratorio fuerte y una
mejor memoria
Una buena condición cardiaca y pulmonar puede ser beneficiosa
para el cerebro de las personas mayores, informan unos investigadores.
Evaluaron la condición cardiaca y pulmonar de adultos jóvenes
(de 18 a 31 años) y adultos mayores (de 55 a 74 años) con un buen estado de
salud, y compararon su capacidad de aprender y recordar los nombres de
desconocidos en fotografías. Los escáneres de IRM grabaron las imágenes de su
actividad cerebral cuando aprendían los nombres.
Los adultos mayores tenían más dificultades con las pruebas de
memoria que los adultos jóvenes. Pero las personas mayores con niveles altos de
condición cardiaca/pulmonar rindieron mejor en la prueba y mostraron más
actividad cerebral cuando aprendieron los nuevos nombres que aquellos que sus
pares con unos peores niveles de condición cardiaca/pulmonar.
El aumento en la actividad cerebral en los que tenían unos
niveles más altos de condición cardiaca/pulmonar ocurrió en regiones
típicamente afectadas por el declive relacionado con el envejecimiento. Los
hallazgos sugieren que la condición cardiaca/pulmonar también podría ayudar a
mantener el cerebro sano a medida que las personas envejecen, según los
investigadores. Pero el estudio no probó un vínculo causal.
"Lo importante es que [la condición cardiaca/pulmonar] es
un factor de salud modificable que puede mejorarse a través de la actividad
física continua entre moderada e intensa, como caminar, correr, nadar o
bailar", dio el autor para la correspondencia, Scott Hayes, profesor
asistente de psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de
Boston.
"Por tanto, empezar un programa de ejercicio,
independientemente de la edad de una persona, no solo puede contribuir a unos
factores de salud física más obvios, sino que también podría contribuir al
rendimiento de la memoria y a la función cerebral", planteó Hayes en un
comunicado de prensa de la universidad.
Los investigadores dijeron que los niveles altos de aptitud
física no evitarán el declive cerebral, pero podrían ralentizarlo.
Los
hallazgos aparecen en una edición reciente de la revista Cortex.
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