En un estudio, los ratones recuperaron la memoria
después de una transfusión de sangre de un cordón umbilical humano
Un nuevo estudio sugiere que la sangre joven podría albergar
pistas de una "fuente de la juventud" para los cerebros mayores.
Los investigadores afirman que la sangre de los cordones
umbilicales humanos aparentemente ayudó a revertir la pérdida de memoria en
ratones con una edad avanzada.
Los hallazgos sugieren que algo que hay en la sangre joven es
importante para mantener la agudeza mental.
Pero nadie está diciendo que la sangre del cordón umbilical sea
una pócima mágica contra el Alzheimer u otras formas de demencia.
Por un lado, cualquier efecto observado en los roedores ancianos
podría no producirse en los seres humanos.
En lugar de eso, los hallazgos podrían preparar el terreno para
la creación de nuevos medicamentos que se dirijan al proceso de la demencia,
comentó el autor principal del estudio, Joseph Castellano, profesor de
neurología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford.
"Parte de lo que hace que esto sea emocionante es que
sugiere que hay una mayor comunicación entre la sangre y el cerebro de lo que
pensábamos", señaló Castellano.
El estudio se basa en un trabajo previo realizado por el mismo
equipo de Stanford. En dicho trabajo, los investigadores encontraron que los
ratones viejos de laboratorio experimentaron mejoras a partir de las infusiones
de plasma (la parte líquida de la sangre) de ratones jóvenes.
En concreto, los ratones viejos mostraron mejoras en el
aprendizaje y en la memoria. Esto se midió por la capacidad de realizar tareas
como moverse por un laberinto o construir un nido.
El objetivo del nuevo estudio, según Castellano, era ver si las inyecciones
del plasma humano administradas a los ratones podrían tener unos efectos
parecidos.
Resultó que sí los tuvieron, al menos cuando el plasma provino
de los cordones umbilicales. El plasma de los adultos jóvenes tuvo un impacto
menor. Y el plasma de los adultos mayores, de 61 a 82 años, no produjo ningún
beneficio.
Eso llevo a una pregunta fundamental: ¿Qué hay en la sangre del
cordón umbilical que la hace ser especial?
Los investigadores encontraron evidencias de que podría ser una
proteína llamada TIMP2. Hay niveles altos de la misma en el plasma del cordón
umbilical, señalaron, pero se reducen con la edad.
Además, las inyecciones de TIMP2 produjeron mejoras en el
cerebro de los roedores con una edad avanzada del mismo modo que el plasma del cordón
umbilical.
Castellano afirmó que fue "sorprendente" que una sola
proteína tuviera tales efectos.
Pero, indicó, la TIMP2 podría ser un proceso anterior de muchos
otros procesos biológicos. Pertenece a una familia de proteínas que regulan a
otras proteínas críticas. Esas proteínas, a su vez, tienen la tarea de
"picar" a otras proteínas que existen en la matriz que rodea a las
células del cuerpo.
Pero los investigadores saben poco sobre cómo actúa la TIMP2 en
el cerebro, dijo Castellano.
"Ahora,
realmente debemos comprender mejor lo que hace en el cerebro", dijo.
"No estamos diciendo que hemos encontrado la proteína
responsable del envejecimiento del cerebro".
El Dr. Marc Gordon es profesor en el Centro Litwin-Zucker para
la Investigación de la Enfermedad de Alzheimer y los Trastornos de la Memoria,
del Instituto Feinstein de Investigación Médica en Manhasset, Nueva York.
Se mostró de acuerdo en que el estudio identifica una proteína
"objetivo" que se debería estudiar con mayor profundidad.
"Pero esto no significa que la sangre del cordón umbilical
sea la cura para el envejecimiento", enfatizó Gordon.
Y probablemente no sea realista usar la sangre del cordón
umbilical para el tratamiento de la demencia, comentó Castellano.
Y nadie puede predecir tampoco si la TIMP2 llevará a los
investigadores a la creación de nuevos medicamentos para la demencia. Los
hallazgos en los animales de laboratorio con frecuencia no funcionan en los
seres humanos.
Además, dijo Gordon, este estudio contó con ratones que eran
viejos, pero que no sufrían de un "modelo animal" de Alzheimer, lo
que se refiere a los ratones de laboratorio que están modificados genéticamente
para tener una patología cerebral como el Alzheimer.
"Lo que esto podría significar para la enfermedad humana es
puramente especulativo", dijo Gordon.
Hasta ahora, los medicamentos para la enfermedad cerebral
relacionada con el envejecimiento han sido "huidizos", dijo
Castellano. Los medicamentos disponibles para los síntomas de demencia tienen
efectos limitados, y no pueden evitar que la enfermedad progrese.
"Estamos entusiasmados", añadió Castellano, "con
este conocimiento de que hay proteínas en la sangre que evolucionan a lo largo
de la vida, y que podrían afectar a la función cerebral".
Los
hallazgos se publicaron el 19 de abril en la revista Nature.
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