Establecer un horario de sueño regular a una
edad temprana podría dar dividendos en la escuela primaria, sugiere un estudio
Los niños en edad preescolar
que no duermen lo suficiente podrían ser más propensos a tener problemas para
prestar atención, controlar sus emociones y procesar información más adelante
en la niñez, sugiere un nuevo estudio.
A los 7 años, esos niños
insomnes tenían un funcionamiento mental y emocional marcadamente reducido,
afirmó la investigadora líder del estudio, la Dra. Elsie Taveras.
Los niños exhibían "una
capacidad baja de prestar atención, un peor control emocional, una peor función
ejecutiva en general, y más problemas conductuales", dijo Taveras, jefa de
pediatría general en el Hospital Pediátrico General de Massachusetts, en
Boston.
"Si piensa al respecto, se
trata de las funciones básicas de la vida de un niño. Realmente tiene
implicaciones en su capacidad de rendir en la escuela y en casa, y en las
relaciones con sus compañeros", añadió Taveras.
Los investigadores sacaron esas
conclusiones a partir de datos reunidos como parte de Project Viva, una
investigación a largo plazo en que participa un grupo de niños reclutados para
el estudio antes de nacer. La mayoría tiene ahora unos 13 años de edad, dijo
Taveras.
Como parte del estudio, las
madres de 1,046 niños de Project Viva rellenaron cuestionarios con regularidad,
que incluían qué tanto dormían sus hijos rutinariamente.
Las recomendaciones respecto al
sueño varían según la edad. En general, los niños de 3 a 4 años necesitan 11
horas de sueño cada día, dijo Taveras. Los niños más pequeños necesitan más, y
los niños más grandes un poco menos.
Cuando los niños llegaron a los
7 años, las madres y los maestros de los niños rellenaron un cuestionario
adicional que buscaba evaluar la "función ejecutiva" de cada niño. La
función ejecutiva incluye la atención y el razonamiento, que es la capacidad
del cerebro de procesar la información entrante y responder de forma adecuada,
explicó Taveras.
Los informes de las madres y
los maestros revelaron asociaciones similares entre un mal funcionamiento y no
dormir lo suficiente a partir de los 3 años de edad, encontraron los
investigadores.
Estudios anteriores han
mostrado que el sueño es importante para una buena
función del cerebro, y
podría ser incluso más crítico para los cerebros en desarrollo de los niños,
apuntó Taveras.
La falta de sueño puede afectar
a la plasticidad del cerebro, que es la capacidad de cambiar en respuesta a las
influencias ambientales y a las experiencias, dijo la Dra. Judith Anne Owens,
directora de medicina del sueño en el Hospital de Rhode Island y el Hospital
Pediátrico de Boston.
Se cree que el sueño también da
al cerebro la oportunidad de deshacerse de toxinas que se acumulan a lo largo
del día.
Se ha mostrado que la privación
del sueño afecta a partes del cerebro relacionadas con el razonamiento y el
control emocional, añadió Owens. Éstas incluyen la corteza prefrontal (que
gobierna las funciones ejecutivas), la amígdala (que regula la emoción) y el
cuerpo estriado (que regula el control de los impulsos).
Pero un especialista pediátrico,
el Dr. Eyal Shemesh, cuestionó los resultados del estudio, dado que los
investigadores dependieron de informes de los padres y los maestros respecto al
sueño y a la conducta de los niños.
Además, como se trata de un
estudio observacional, no puede establecer un vínculo causal directo entre el
sueño y la conducta de los niños, dio Shemesh, jefe de salud conductual y del
desarrollo en el departamento de pediatría del Centro Médico Mount Sinai, en la
ciudad de Nueva York.
"Los padres que tienen
hijos que perciben como difíciles podrían ser más propensos a decir que no
duermen lo suficiente", dijo Shemesh. "Ni siquiera se sabe si el
efecto es real, e incluso si se supiera, no hay motivo para realizar ninguna
recomendación clínica, basándose en este estudio".
Los padres pueden ayudar a sus
hijos a dormir mejor al crear una rutina regular para la hora de irse a la cama
que los prepare adecuadamente para el sueño, dijeron Taveras y Owens.
La rutina puede ser tan
sencilla como "baño, libro, cama", dijo Taveras, pero tanto la hora
de irse a la cama como la rutina deben ser las mismas cada noche, incluso los
fines de semana.
Una buena estrategia para fijar
una hora para irse a la cama es calcular a qué hora el niño debe despertarse, y
entonces hacer una cuenta regresiva basándose en las horas recomendadas de
sueño, apuntó Owens.
Taveras añadió que unas
cortinas oscuras y una habitación fresca y tranquila pueden ayudar a los niños
a quedarse dormidos. Los padres también deben evitar dar a los niños cafeína o
azúcar a altas horas del día, aconsejó.
Al mismo tiempo, los padres no
deben preocuparse en exceso si su hijo no duerme muchísimo, dijo Owens.
Si el niño se despierta
espontáneamente en la mañana de buen humor, listo para comenzar el día, y no se
duerme durante el día ni tiene una conducta que sugiere un sueño insuficiente,
"creo que eso debe calmar a los padres", dijo Owens. "Quizá
estén en el extremo inferior del espectro, pero no hay problema. Están
funcionando bien".
El estudio aparece en la edición en línea de marzo de la revista Academic Pediatrics.
HealthDay
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