Es una de las zonas vírgenes del planeta y uno de los últimos
ecosistemas marinos intactos que nos quedan. Esperemos que sea por mucho
tiempo, y no es un simple deseo. Por lo pronto, están poniéndose los medios
para ello. Y es que el mar de Ross, también conocido como “el último océano”
por la importancia de su preservación, va a albergar a la reserva marina más
grande del mundo.
Así lo ha anunciado la Comisión para la Conservación de los Recursos
Vivos Marinos Antárticos (CCRVMA) este viernes, 28 de octubre. Todo un triunfo,
sin duda, poner las condiciones necesarias para arrebatar a la explotación
humana, a la contaminación en sus mil y una formas este enclave natural
tremendamente valioso, de inconmensurable belleza e increíble biodiversidad.
Han sido necesarios cinco años de difíciles negociaciones, para
finalmente poder anunciarse la creación de una vasta zona marítima protegida en
el mar de Ross, de alrededor de 1,55 millones de kilómetros cuadrados. Una
extensión muy cercana a la de la actual reserva marina más grande del mundo,
que cuenta con más de 1,51 millones de kilómetros cuadrados.
Un acuerdo histórico
Proteger el mar de Ross, una gigantesca bahía bajo jurisdicción
neozelandesa, será posible gracias al acuerdo “histórico” que creará la
creación de la mayor reserva marina del mundo. Se trata de una resolución
trascendental, tras años infructuosos por la oposición de Rusia.
Finalmente, el acuerdo forjado por la CCRVMA en
Hobart, Australia, lo ha hecho posible. Si hace unos días lamentábamos la negativa de la Comisión Ballenera
Internacional (CBI) a crear un santuario en el Atlántico Sur para proteger a
las ballenas, apenas unos días después surge esta noticia que es motivo de
alegría.
Además, se da la circunstancia
de que en el mar de Ross también hay una gran variedad de ballenas, con lo que
igualmente supone una noticia estupenda para ellas. Pero llegar a ella ha sido
un largo camino.
Según explica el ministro de
Exteriores de Nueva Zelanda, Murray McCully, han sido necesario hacer encaje de
bolillos durante años. Los últimos pasos antes de alcanzar la meta han sido
unos cambios en el borrador con el fin de conseguir el respaldo necesario.
En concreto, se necesitaba el
apoyo unánime de los 25 miembros de la comisión, pues se toman las decisiones
de forma consensuada. Ello significa que basta la negativa de uno de ellos para
que no hubiese acuerdo.
Si bien el último lustro ha
sido el más intenso en negociaciones, hay que remontarse al año 1982, momento
de su creación por una convención internacional, para hacer las cuentas de
forma más exacta. “Por primera vez, los países han apartado sus diferencias
para proteger una gran área del océano austral y de aguas internacionales”,
apunta Mike Walker, activista de Antarctic Ocean Alliance.
Con el paso del tiempo se han ido acercando posiciones. Si China dio su
apoyo a la creación de la reserva el pasado año, luego el principal escollo ha
sido Rusia, el último país que se oponía, por cuestiones relacionadas con los
derechos de pesca.
A juicio de Evan Bloom, director de la delegación estadounidense, en la
labor de convencer a Rusia fue decisiva la conversación que mantuvo con el
presidente ruso, Vladimir Putin y su ministro de Relaciones Exteriores, Sergei
Lavrov.

Cómo es el mar de Ross
Haber dado luz verde a la creación de este santuario invita a una
descripción de dicho ecosistema en un tono mucho más festivo y relajado que si
la decisión hubiera sido la contraria. De forma breve, situamos al Mar de Ross
en el océano Antártico.