LA MÚSICA EXPRESIÓN Y RAZÓN DE VIDA PARA EL MAESTRO GUSTAVO JARAMILLO

Gustavo Jaramillo-Músico tulueño

“Con la música se construye verdadera paz, la vida de un ser humano puede cambiar por completo cuando aprende un arte.”

 “Uno no elige la música, la música lo elige a uno” con esa frase define el maestro Gustavo Adolfo Jaramillo Tascón la mayor de sus pasiones, la música, señalando que por encima de un trabajo es una vocación.

Asegurando que lejos de las notas y los compases no podría ser feliz este licenciado en música de 46 años que ha dejado al centro del Valle muy bien parado en la escena cultural del país con sus contribuciones como músico, compositor y maestro de las nuevas generaciones de artistas, recuerda con nostalgia sus inicios en el arte cuando su padre, un perito en equipos hospitalarios músico de espíritu, le enseñó a tocar bandola y guitarra; al tipo que le inculcó el amor por cantar villancicos cuando apenas era un adolescente. Con el paso de los años al maestro Jaramillo la música le invadió más y más sus venas tocando en estudiantinas como la del maestro Héctor Cedeño Paredes y al lado de Mario Lopeda, otra gloria de la música vallecaucana.
Curiosamente su desarrollo laboral una vez culminó sus estudios de bachillerato no lo llevaron al arte y distante de esto se convirtió en tecnólogo industrial, cuando comenzó a prepararse para ser ingeniero una oferta laboral lo llevó a trabajar en Cali donde sin su amada música no resistió y a los 6 meses regresó a Tuluá para buscar su sueño de ser artista.
Comenzó a dictar clases de guitarra y otros instrumentos en algunos colegios que le abrieron las puertas, un día recibió la oportunidad de ser el encargado de la banda del municipio de Riofrío, trabajo que combinó con sus estudios musicales.
Agradecido con todo lo que la música le ha dado recuerda con un sonrisa las frases que muchos de sus conocidos le decían “si te dedicas a tocar de que vas a vivir” dilema que le puede trocar los sueños a muchos con un gran talento que no logran sacarlo a flote.
“Ser músico no es fácil hay que sacrificar muchas cosas” recalca al recordar una anécdota que hoy le causa algo de tristeza “cuando mis mellizos cumplieron el primer año no pude estar en la fiesta sino un momento, pues tenía que irme a un toque, todos mis familiares se quedaron en la celebración mientras me iba a trabajar, eso no debería ser así los momentos con la familia son lo más importante”, señala.
Hoy como docente de la Unidad Central del Valle y fundador de su propia academia Talento Humano, dedica sus esfuerzos en enseñar todo lo que la vida le ha dado, ahora transmite sus conocimientos a niños y jóvenes que quieren hacer de su existencia una hermosa melodía.
Aunque no es fácil el ser artista maestro Gustavo Jaramillo se declara un hombre feliz con la familia que logró conformar y se siente plétorico de alegría al ver que sus tres hijos crecieron bien al lado de instrumentos, amando la música, incluso sus ojos dejan aparecer de manera desprevenida las lágrimas al hablar de Gustavo Andrés, el único tulueño que ha logrado pertenecer a la Sinfónica Juvenil de Colombia y sin ninguna prevención afirma que su hijo hace rato lo superó como músico.
Amante de la música colombiana y del jazz este saxofonista confiesa que su mayor sueño es consolidar la filarmónica de Tuluá y ver como cientos de niños puedan salir adelante gracias a la música, a la buena música que es la que dice le gusta; así mismo anhela poder tener una sede propia para su Escuela esa en la que su padre de casi 80 años sigue haciendo lo que un día hizo con él, enseñarle el amor por la música, y donde varios de los que han sido sus alumnos hoy son docentes, esa Escuela en la que a un niño que le sobre el talento pero le falte el dinero le abren las puertas, pues según el maestro Jaramillo el dinero se consigue siempre, pero el don para la música es talento que pocos tienen.