Los pequeños pueden sentirse sustituidos por los
dispositivos, y comportarse mal por ese motivo, sugiere un estudio
¿Podría su smartphone provocar un berrinche en un niño pequeño?
Quizá, sugiere un nuevo estudio.
Los niños pequeños cuyos padres interrumpen el tiempo en familia
sacando sus smartphones y tabletas parecen ser más propensos a portarse mal,
como por ejemplo a quejarse, enfurruñarse y los berrinches, reveló la
investigación.
El autor del estudio, Brandon McDaniel, creó el término
"tecnoferencia" hace unos cinco años cuando investigaba la
intromisión de la tecnología en las interacciones cara a cara y las relaciones.
Sus nuevos hallazgos sobre los niños y los padres refuerzan la investigación
establecida enfocada en los efectos de la tecnología en el desarrollo infantil.
"¿A usted le gusta sentirse que alguien le ignora, cuando
esa persona no le valida ni le escucha?", preguntó McDaniel, profesor
asistente de desarrollo humano y ciencias de la familia en la Universidad
Estatal de Illinois.
"Con los niños pasa lo mismo, pero como no son adultos,
probablemente lo muestren portándose mal con un poco más de frecuencia",
añadió. "La mayoría de padres realmente aman a sus hijos, pero es difícil
que un niño lo perciba si usted está mirando fijamente su teléfono".
Muchas investigaciones han observado el impacto de la tecnología
en la rutina de los niños. Los niños y adolescentes de 8 a 18 años pasan más o
menos 7.5 horas al día usando una pantalla (de televisión, computadora,
teléfono celular u otro dispositivo) para entretenerse, según la Kaiser Family
Foundation.

La tecnoferencia podría incluir revisar los mensajes telefónicos
durante las comidas, los momentos en que se juega o las actividades de rutina
con los hijos.
También se pidió a los padres que calificarán qué tan
problemático era su uso de dispositivos, según la dificultad que sentían para
resistirse a revisar los mensajes y preocuparse por las llamadas y los mensajes
de texto. Los participantes del estudio también reportaron con qué frecuencia
los dispositivos desviaban su atención cuando estaban ocupados con sus hijos de
alguna otra forma.
Más o menos la mitad de los padres dijeron que la tecnología
normalmente interrumpía el tiempo que pasaban con sus hijos tres o más veces al
día, mientras que un 24 por ciento reportaron que sucedía dos veces al día, y
un 17 por ciento reportaron que sucedía una vez al día. Las mamás percibían que
su uso del teléfono era más problemático que los papás, mostraron los
hallazgos.
Respecto a la conducta de sus hijos, los padres respondieron a
preguntas sobre la frecuencia con que sus hijos se enfurruñaban, se quejaban,
se frustraban con facilidad, hacían berrinches o mostraban señales de inquietud
e hiperactividad en los dos meses anteriores.
Los hallazgos mostraron que incluso unas cantidades bajas o
aparentemente "normales" de tecnoferencia se asociaban con más
problemas conductuales en los hijos de los participantes.
Pero el estudio no probó una relación causal, solo que existía
una asociación.
"En teoría, tiene sentido que si [la tecnología] interfiere
en la calidad de la crianza, los niños reaccionen a una peor crianza",
explicó McDaniel. Dijo que también es posible que los padres
"escapen" mediante la tecnología cuando sus hijos se comportan mal.
Susan Neuman es profesora de educación infantil y alfabetización
en la Universidad de Nueva York. Alabó el estudio por resaltar el uso de
tecnología de los padres en lugar del de los niños, que se examina con más
frecuencia.
"Lo que veo con frecuencia es a padres que ignoran
completamente a sus hijos, y con mucha frecuencia esto [conduce a] una mala
conducta porque las necesidades de los niños se están ignorando del todo",
dijo Neuman, que no participó en el estudio.
"Los niños necesitan que haya interacción entre padres e
hijos... son animales sociales", añadió. "Cuando los padres se aíslan
jugando con el teléfono, los niños no reciben esa necesidad humana básica, la
atención en momentos particulares".
Neuman dijo que establecer normas para el uso familiar de la
tecnología con frecuencia no es efectivo. Pero anotó que los padres deben tener
unos momentos clave cada día (durante las comidas, cuando los niños están
preparándose para ir a la escuela, y la hora de irse a la cama) en los que
evitar del todo el uso de la tecnología e interactuar completamente con sus
hijos.
McDaniel dijo que "ahora, todos tenemos encima esos
dispositivos, siempre... y la gente no debe sentirse culpable al
respecto".

El
estudio fue publicado en la edición en línea de mayo de la revista Child Development.
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